Nadie es testigo de mi infierno porque está dentro de mi, no conmigo.

lunes, 16 de mayo de 2011

Esclavitud anímica

En este segundo renacer, me gustaría comentar la dirección de la página, esclavitud anímica.

Bien cierto es, que no somos libres, pero además de los muros e impedimentos que nos impone la sociedad, obligando a las personas a seguir planes trazados, que aunque con pequeñas variaciones, nos hace ir a todos en la misma dirección cual rebaño de borregos, cada persona tiene un carcelero, algunos incluso dos.

¿Que quien es el que nos oprime entre esos miros invisibles? Ese alguien es tu peor enemigo, tu mismo.

Cada uno es el artesano de sus pensamientos, el que les da forma y cuerpo. Pero no el dueño, ya que cuando uno de estos perturba tu paz mental o bienestar, no lo puedes expulsar a la primera de cambio. Bendito cerebro nuestro en el que no tienes dereco de admisión, cual barman en su garito.

Precisamente, en algunas ocasiones, la mejor solución ante situaciones anímicas adversas, es ir a un garito y que el barman te sirva unas copas junto a la familia que elegiste por propia voluntad, ya que así te evades almenos momentaneamente de tus abstractos males. Y es que mantener distraida a tu mente en estos periodos es una forma de escapar.

Pero no te hagas ilusiones, posteriormente volveras a ser un recluso de los impulsos electricos transmitidos por tus neuronas que finalmente mutaran en elucubraciones que vagaran por tu materia gris.

Estas situaciones psíquicas no son permanentes, si les haces frente, e intentas sobreponerte, antes ganaras la batalla, en cambio si no tomas parte en la guerra mental, el amigo tiempo hará su trabajo, con las nuevas vivencias poco a poco iras enterrando el mal que moraba en ti. No olvidas, solo cambia de lugar en la memoria.

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